La edad es solo un número en la mente, en el carnet. Se puede ser anciano con veinte años o joven con ochenta. Es el concepto que subyace en los eightyagers: personas que visten, piensan, actúan, en definitiva, viven como si volvieran a tener quince años, como si nunca los hubieran abandonado. La técnica para plasmar su autenticidad, es una mezcla de estilos sin normas que responden también a ese carácter juguetón de los eightyagers.
Del más moderno dibujo digital se pasa al grabado, ya sea en papel o en tela, que luego son cosidas e intervenidas con pinturas y abalorios.
Como homenaje al la Casa Argentina, la artista propone explorar la conexión entre Francia y Argentina. En esta exposición encontramos a algunos de esos argentinos que viajaron a Paris en los Roaring Twenties para celebrar allí las más extravagantes y llamativas bodas que se recuerdan. Inspirándose en ese espíritu, Isabel reinventa estos personajes, como Júlio Cortázar, quién vivió una época en esta casa, Gabriel Iturri o Dulce Liberal, tratando de captar su esencia y transmitirla con identidad propia.
Finalmente, inspirada por el espacio la artista completa esta muestra con “Banana” trascendiendo su estilo habitual, innovando con telas en lugar de papel y rescatando un formato casi olvidado como el tapiz. Con estos medios busca plasmar la personalidad de esas eightyagers tal y como son: exuberantes, apabullantes, con una presencia y luz propia que capitaliza la atención en cualquier sala en la que se encuentren.